Antes de la era del «fast fashion» podíamos hacernos de ropa muy linda y además duradera. Hoy todo lo que se vende es perene y se desecha a las dos o tres puestas, lo cual genera un enorme impacto ambiental. Por eso trato de buscar marcas que mantengan altos estándares de calidad en la confección de sus modelos, aunque eso cada día es más difícil. Las tiendas terminan siendo vencidas por la tendencia al no poder competir con las grandes marcas que imponen el fast fashion.
Esta reflexión viene a mi mente pues se me antojó sacar un vestido que ya tiene doce años conmigo y se sigue viendo fenomenal. No sólo es reconfortante saber que aún me queda, pero que se sigue viendo bien. ¿Ustedes que opinan?

Dania modelando el mismo vestido en 2013 (izquierda) y 2025 (derecha).